
Por alguna extraña razón me olvido de las películas. Y de los libros también. La cosa tiene su ventaja porque me encantan las novelas policiacas y nunca me acuerdo de quién ha sido el asesino, así que puedo leerlas varias veces.
David no llega a comprender cómo puedo acordarme perfectamente de qué me dijo el 15 de julio del 2003 (y ya no se trata de lo que me dijo, sino del TONO en el que me lo dijo) y, sin embargo, no soy capaz de acordarme del argumento de la peli que vimos la semana pasada. Ni idea. La mente humana es un misterio.
Pero bueno, la cuestión es que desde hace un tiempo no solo soy incapaz de retener en mi memoria el argumento de una peli, sino que además también me olvido de los títulos, o sea, que se hace dificilillo hablar conmigo sobre el cine.
Sin ir más lejos, el otro día intentaba decirle a David algo sobre El rey León, y no hubo manera de acordarme del título de la dichosa peli. Le explicaba que se trataba de una peli muy conocida para niños y aclaré:
—Ya sabes, en la que salía Mustafa. Y Pimba. Y Pumba.
Entonces David me miró fijamente y me preguntó:
—¿Estás segura de que se trata de una peli para niños?